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Ajña

Chakra del tercer ojo

Ajña: intuición, guía interior, conocimiento y discernimiento

El sexto chakra se llama Ajña, el chakra del tercer ojo y de la energía índigo. El tercer ojo situado entre los dos ojos físicos nos permite intuir, de alguna manera “ver”, lo que nuestros cinco sentidos no nos enseñan, lo que está más allá de la realidad que nos rodea. El tercer ojo de Ajña nos proporciona una visión interior de las cosas, nos da una información que ni nuestros cinco sentidos ni nuestra razón saben identificar. Se le puede llamar “corazonada”, o “brujería”, o simplemente “intuición” o “sexto sentido”. El caso es que todos hemos experimentado alguna vez este tipo de sensaciones. Este chakra trata sobre esas informaciones tan inexplicables pero a la vez tan valiosas. Informaciones que están en nuestro y que ese tercer ojo es capaz de ver. Los primeros cinco chakras abarcan los cinco sentidos humanos, y al sexto chakra le corresponde ese sexto sentido relacionado con la intuición y las corazonadas.

Ajña es el chakra de la comprensión, ya que debemos comprender lo que no entendemos, lo que no vemos. Es el chakra de la sabiduría, esa sabiduría interior que va un paso más allá de la ciencia, de la racionalidad, de los sentidos, de la realidad física. Es el chakra en el que percibimos cosas nuevas, y de una manera diferente. Adquirimos algo así como un nuevo súper poder que nadie nos había dicho que existía. Abrir el tercer ojo es tener una revelación interna, algo que desconocíamos que estaba ahí pero que de pronto somos capaces de ver. Y se siente una gran satisfacción cuando tienes esa revelación. Es casi un momento de éxtasis, de plenitud.

Por otro lado, los cinco chakras inferiores estaban relacionados con la tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter. El elemento del chakra del tercer ojo es la luz. Pero debemos entenderlo como una luz interior, una luz espiritual, que en este caso nos permite ver cosas que no podemos ver a nivel físico. Si te fijas, el símbolo del sexto chakra es el loto de dos pétalos. Se trata de un círculo con un pétalo a cada lado, que parecen dos alas. Las alas que nos permiten volar más allá del mundo tangible. Pero los pétalos también representan los dos ojos físicos, así como los dos hemisferios del cerebro trabajando en armonía. Ajña es el centro de control de nuestra mente. Este chakra se encarga de mantenernos en un punto intermedio entre lo racional y lo irracional, entre nuestro lado izquierdo del cerebro, más frío y analítico, y el lado derecho, más creativo e imaginativo. Estimula ambos hemisferios del cerebro, equilibrándolos y  ofreciéndonos una visión más completa de la vida y de la felicidad.

En cuanto al color añil o índigo, es uno de los siete colores del arcoíris y fue Isaac Newton quien lo había denominado así. Índigo provenía de la palabra latina indicus¸ que significaba “de la India”, debido a que el colorante al que le debía su nombre se traía de la India. El color índigo es muy importante para nuestro crecimiento espiritual. Representa la parte ilógica e irracional de nuestra mente, la parte más mágica del mundo que nos rodea. Cuando nuestra mente está dominada por la lógica y la razón nuestro  sexto sentido, el tercer ojo, el chakra Ajña, está completamente anulado. Si abrimos nuestro tercer ojo y nos empapamos de energía índigo recibiremos información muy valiosa para nuestro bienestar y nuestra felicidad.

El ideal de un chakra del entrecejo fuerte y saludable es el de aquella persona sabia que ha cultivado su sabiduría, que ha sabido extraer de las experiencias vitales las lecciones y el conocimiento necesarios, y que utiliza los dos hemisferios del cerebro de manera equilibrada. Se necesita mucha experiencia vital para poseer un tercer ojo entrenado. Muy poca gente logra desarrollar debidamente este chakra. La mayoría no consigue desarrollarse más allá del chakra de la garganta. El prototipo podría ser el  hombre o la mujer en edad de jubilación que ofrece a sus hijos, nietos o allegados lo mejor de su experiencia vital para ayudarles y guiarles en sus caminos, añadiéndole cierto grado de erudición.

El conocimiento es clave en este punto del desarrollo personal. Es importante que nunca dejemos de aprender cosas nuevas, nunca se ha terminado de aprender. Es bueno leer mucho, ya que ayuda a que nuestra sabiduría crezca y no se estanque. También es bueno ver películas, documentales, obras de teatro… Siempre hay algo que podemos aprender de ellos.

El discernimiento también es una herramienta indispensable del chakra del tercer ojo. Debemos ser capaces de analizar las cosas que nos pasan, los sentimientos que nos invaden o las situaciones que vivimos de tal manera que podamos discernir cuáles son las cosas buenas y positivas y cuáles las perjudiciales. Y en ambos casos, tenemos la capacidad de extraer el conocimiento que contienen. El sexto chakra nos enseña a sacar de cada experiencia una lección, un conocimiento del dolor padecido. Si no sacamos algo positivo de ello, si no aprendemos nada, el dolor habrá sido en vano. Lo inteligente y lo eficiente pues es sacar siempre una lección que podamos aplicar en futuras situaciones similares.

En resumen, debemos intentar utilizar nuestras facultades ocultas, ésas que van más allá de nuestros cinco sentidos y de nuestra razón. Esas corazonadas e intuiciones son más importantes de lo que creemos, y es un completo error pensar que están alejadas del verdadero conocimiento. El propio Albert Einstein decía sobre la intuición lo siguiente: “la mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es un siervo fiel. Hemos creado una sociedad que honra al siervo y ha olvidado el don”.

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